He buscado no sólo en La Leyenda Dorada, sino en otras fuentes y no he encontrado ni un chorrito de información sobre un santo llamado Favlio, así que he colegido que se trataba de un error del copista.
Flavio, por el contrario, brilla con luz propia aunque tampoco es que deslumbre.
San Flavio es el típico santo todo a cien del siglo VI que eran épocas de grandes producciones de santos, aunque no grandes añadas.
Una pena no haber pillado aquellos años en los que alcanzar el nimbo de la santidad estaba chupao, por decirlo en cristiano.
A la sazón Flavio fue hecho esclavo en el decurso de una guerra entre lombardos y francos y francamente no sé si pertenecía a estos o aquellos, pero casi seguro de que era de los perdedores.
Así las cosas se cree que fue vendido a un ciudadano llamado Fulano Menganus, otras fuentes se muestran escépticas al respecto, que colocó a Flavio al frente de sus bienes y hacienda dada la exquisita formación de Flavio.
La mujer de Fulano, también fulana, se encaprichó de Flavio y quiso seducirle lo que éste rechazó como buen cristiano.
Despechada y vengativa se presentó ante su marido con los pechos fuera de la ropa rasgada pero Fulanito no dio crédito porque quizás ya estaba sobre aviso con la susodicha.
Quizás Fulanito no atendía con esmero sus bienes ni los regaba con su simiente pues era más partidario de otros terrenos por lo que Fulana intentó perjudicar a Flavio diciendo que le estaba robando.
Fulanito, que no tenía un pelo de tonto aunque tuviera mucha pluma, sabía que no era verdad y cortó por lo sano a su esposa y la aplicó un correctivo: la dio una soberana paliza y a Flavio le colmó con sus atenciones.
Así Flavio con cumplir 3 de los mandamientos, a saber, el 1, el 7 y el 9, se ganó la santidad, porque de los demás no quedó constancia.
Conclusión: yo habría elegido otros mandamientos para alcanzar la santidad porque está escrito que debéis amaros los unos sobre los otros y es de buenos cristianos complacer y dar gusto a la prójima más próxima.
Se recomienda amar a las demás todo lo que se dejen que el mundo se acaba. Se está acabando, de hecho.
Ni milagros, ni na. Pero santo