Santo Tomás, Apóstol (03-07-2020)


Santo Tomás, Diego Velázquez, Museo de Bellas Artes de Orleans
Santo Tomás, Diego Velázquez, Museo de Bellas Artes de Orleans

El pasado 1 de julio publiqué la semblanza de San Aaron y anunciaba que iba a cerrar estos comentarios diarios para tomar unas creo que merecidas vacaciones. En dos días parto a la playa y luego a la montaña para descansar.

Sí, ya sé que os parecerá súper original de la muerte pero nunca he sido de viajes y aventuras exóticas.

Lo que no está en mí no lo voy a encontrar en la China, parafraseando a Pessoa.

Otra de las razones para cortar por lo sano, me refiero a mi resentida mala salud de hierro, es que cada vez veo peor y hoy me dicen cuándo me operan de cascadas, que lo de cataratas me parece muy pretencioso.

Y finalmente porque no puedo viajar con los más de 20 volúmenes de documentación con los que alimento estas historias.

Que yo no soy un pozo de sabiduría sino más bien un agujero negro de la memoria que no deja salir casi ningún atisbo de luz. ¿Y sabéis que me ha pasado dejando de escribir unos días?

Me he dado cuenta de que estoy enganchado, tengo mono, un síndrome de abstinencia tan fuerte que no podía dormir, bueno eso como siempre, y que me hacía pensar en qué hacer. No será porque no tenga libros para leer, que los tengo olvidados desde hace dos meses, sino que lo único que me apetece leer son historias de santos.

Y además hoy es Santo Tomás, el Apóstol.

Quién puede resistirse a eso. Yo desde luego no. Me da igual si se lee o interesa a alguien, me he dado cuenta de que esta droga es un vicio solitario.

Es a mí a quien acalma el alma y serena el espíritu.

Un poco preocupado sí que estoy no vaya ser que después de toda una vida de ateísmo militante desde mi más tierna infancia acabe siendo abducido por dioses y espíritus.

Dídimo Judas Tomás debió nacer hacia el año 1 en Galilea y murió el 3 de julio del 72 en Mylapore, India.

El nombre de Tomás aparece por primera vez escrito en los evangelios, no existía ningún escrito anterior. Si existía Dídimo que quiere decir mellizo, duplicado.

Poco se sabe de su infancia, nada, o quiénes eran sus padres, si estaba casado, si tenía hijos.
Se cree que era pescador pobre que no tenía barca propia.

Inculto y rudo, franco y sincero como nadie, no deja pasar una duda, cualquier cosa que no entiende le interrumpía al maestro en clase, Jesús, permanentemente.

Se graduó de sus estudios en el año 31 recibiendo el título de Apóstol Cum Laude.

Un hombre de soluciones rápidas, tajantes y expeditivas. Corazón sensible, amaba al Mesías con brutal franqueza.

En Marcos 6.3 se cita a Jesús, el carpintero, hijo de María, como hermano de Jacobo, José, Judas y Simón, yo no digo ni que sí ni que no, pero pudiera ser que la Virgen hubiera tenido carnet de familia numerosa, que aquí ni se menciona a Juan…

La tradición dice que Judas Tomás, Dídimo, era sólo el primo segundo de Jesús.

Tomás aparece citado en los evangelios como protagonista de hechos y dichos relevantes.

Habiendo salido Jesús y 12 de los suyos por piernas de Jerusalén y refugiándose en la lejana Perea, tampoco el fin del mundo, pero más de 100 km, porque los Judíos habían amontonado piedras para lapidarle a la primera ocasión con un cartel que ponía «Reservado para Jesús, no tocar hasta llegado el momento».

Y en eso las hermanas de Lázaro le mandan un recado de que su hermano está pachucho. Jesús tarda en decidirse a ir y cuando lo hace Lázaro ya no se levantaba.

Decide ir allí y los apóstoles de que no vayas, que nos van a llover piedras, y Jesús de que no voy a dejar a mi amigo… Y Tomás dice «vamos también nosotros a morir con el».

No sé si sensato pero quería al Mesías hasta ese punto.

En la Última Cena Jesús les dijo «En casa de mi Padre hay muchas moradas, cuando haya ido y os haya preparado el lugar volveré y os llevaré conmigo».

Supongo que Jesús sólo supervisará que se les hayan preparado las suites a los apóstoles y que haya Ángeles dedicados a cambiar sábanas y toallas y pasar la alas para barrer, los ángeles Kellys.

Y Tomás le preguntó: «No sabemos dónde está eso, cómo saber el camino» y esa fue la entradilla para otra frase para guardar: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida».

Cuando prendieron a Jesús y Tomás ve que todo se venía abajo, que nada de lo que había pensado, ser el Mesías elegido redentor del pueblo de Israel etc, etc. que se iban a cargar a Jesus y él tendría que volver a ganarse la vida pescando malamente eso si conseguía alguien que le quisiera contratar que lo de Apóstol de altura no da puntos para ser pescador de bajura.

Se deprimió un montón también porque amaba sinceramente a Jesús y no había podido hacer nada para salvarle a pesar de ser un hombre grande y fuerte. Se separó y alejado del resto de los apóstoles, no encontraba consuelo.

Resucitó Jesús pero Tomás no estaba. Cuando le dijeron que había resucitado no sé lo creyó, demasiado hermoso para ser verdad.

Y Dios transigió y ocho días después con Tomás presente volvió a aparecerse en el Cenáculo diciendo «La paz sea con vosotros» y a Tomás, había vuelto sólo por él, le dice «No te hagas el incrédulo que no te conviene«, guiñándole un ojo y «Anda mete, méteme el dedo donde quieras» y así lo hizo y exclamó: «Señor mío y Dios mío» y Jesús dijo aquello de «Has creído porque has visto. Dichosos los que creen sin ver».

Tomás era dudoso, dudaba de todo, lo de ver para creer es cosa suya.

Dudó también de la Asunción de la Virgen a los cielos y abrió su tumba que estaba llena de flores y la Virgen le da o le tira su ceñidor o cinturón para que le acompañe.

Cuando los apóstoles se reparten el mundo a evangelizar a Tomás le toca Oriente y parte donde los partos, medios, persas e hicarnios y después a la India, China, ¿América…?

Viajando se conoce gente y tuvo la suerte de encontrarse con un Rey y charlando, charlando le pregunta por un bebé que fueron a rendir homenaje con otros reyes amigos y se entera de que le han dado matarile y que es Dios.

Y se deja bautizar por Tomás, Gaspar le dice que avisará a los otros reyes para que se apunten también.

En la India los brahamanes piden al rey de Mylapore que le echen, malos competidores.

En esas el mar arrojó a la playa una inmensa viga de piedra, no se sabe si había alguna colonia de navegantes vascos a los que se les fue la mano jugando a sus cosas.

El rey quiso construir un templo con ella pero ni con elefantes ni nada pudieron moverla, otra bonita tradición vasca: el arrastre de piedras.

Pero ningún problema para Tomás, la ata al cinturón de la virgen y la lleva sin problemas hasta el palacio del rey.

El rey y toda su familia se convirtió al cristianismo y le autorizó a construir el primer templo cristiano.

El rey tenía unas canteras muy importantes y pensó en la ventaja que supone tener un Dios que permitía reducir tantos costes y plazos de entrega.

Quizás por eso se le considera «arquitecto» y aparezca pintado por Rafael Sanzio con una escuadra.

Se supone que Santo Tomás llega hasta la China evangelizando, pero….

Y, ¡agarraos!, incluso a América.

Diferentes eclesiásticos americanos desde el siglo XVII sostienen la teoría de que Santo Tomás es Quetzalcoalt, el dios más importante entre los mexicas.

En 1790 se encontraron en la plaza de armas de Ciudad de México importantes reliquias prehispánicas y se volvió a la carga con que Santo Tomás estuvo allí y que el manto de la virgen de Guadalupe era el del santo o el cinturón de la virgen María.

Finalmente la Santa Sede sobreseyó estos supuestos.

También en Paraguay y Perú se especulaba con la presencia del santo.

Santo Tomás fue muerto de un lanzazo en la India el 3 de julio del año 72.

Se le representa con la lanza del martirio y la escuadra de constructor.

Sus restos se encuentran en la Basílica de SantThomé, ciudad de Chennai , India y en Ortono, Abruzzo, Italia.

Milagros: algunos, y sus reliquias también.

Patrón: de los arquitectos, constructores, jueces.

De las ciudades de Parma y Urbino en Italia.

De los deportes vascos, de los fabricantes de cinturones y de los de tiritas y el betadine.