Beata Ana de San Bartolomé (07-06-2020)


Ana García Manzanas nació el 11-10-1549 en El Almendral de la Cañada, Toledo, no de Ohio sino de C-LM y murió el 07-06-1626 en Antwerp, Vlaanderen, traducido, Amberes, Flandes, sí, sí, en Bélgica, Benelux, Unión Europea, Mundo Mundial…

¿Qué pinta una rústica, porque era una rústica analfabeta de origen, acabando sus días en Amberes?
La vida te da sorpresas porque ahora cualquier cría de Sotillo de la Adrada, un poner, puede ir de viaje de fin de curso a cualquier sitio de la UE, antes del Covid19 claro, pero ¡en el siglo XVII!, de El Almendral a Amberes hay una tiradita y no sólo de leguas, también de lenguas.

Piadosa hasta decir ¡ya te vale! con 3 añitos escuchó una conversación entre sus hermanas en que discutían de que si se muriera Ana se iría con Dios porque era inocente pero que si llegaba a los 7 años podía pecar y condenarse.

Caray con la época que pensaran que una niña de 7 años era condenable.

Sus padres, Hernán García y María Manzanas, murieron casi seguidos pero no el mismo día, no fue el típico accidente de carreta por exceso de velocidad sino sendas y sucesivas muertes por enfermedad. No constan cuáles.

Así, sus hermanos, era la sexta de siete hermanos, la mandaron de pastora al campo a cuidar el rebaño.

Amén de servirle para cuidar de los rebaños de almas de años venideros, en los secarrales castellanos, polvo, sudor y perro, comenzó a encontrarse con el Niño Jesús y departir amigablemente, de niña a Niño.

Lo normal, charlas de niños…, no sé cuántas veces tengo que decir que hay que salir con pamela cuando hace sol o sombrero de paja o, como mínimo, pañuelo en la cabeza con cuatro nudos.

Cuando Anita llegó a los 13 años sus hermanos decidieron casarla y le buscaron un pretendiente, pero ella horrorizada ante la posibilidad se puso horrorosa, hecha un Cristo porque sólo se quería casar con él.

Anita quería ser monja y casarse con Jesús, exclusivamente y con ningún otro, lo cual es apuntar pelín alto, pero era en sentido figurado. Quería tomar los hábitos.

El pretendiente salió por piernas lógicamente, pero nunca se consideró esto como uno de sus milagros.

Uno de sus hermanos llegó a amenazarla y herirla levemente con una espada, pero acabó calmándose.

Estas y otras tribulaciones minaron su salud y la llevaron a la ermita de San Bartolomé y se curó milagrosamente nada más entrar en ella, lo que le llevó a adoptar ese nombre para su vida religiosa.

Fue a Ávila porque tuvo la visión de que su destino era entrar en el Carmelo, la orden de «esa loca de Teresa de Jesus», como decían sus hermanos y que ni de coña, pero para tozuda ella y lo consiguió.
No fue fácil y les costó una pasta a sus hermanos la dote que tuvieron que pagar.

Entonces era lo normal, si te ibas a casar con Dios la dote tenía que ser importante y no entraba una cualquiera, como ella.

Para más inri, además de rústica era analfabeta, no sabía ni leer ni escribir y para firmar tuvo que poner una X.

Era la primera novicia lega o freila o de toca blanca que admitía Teresa en el Carmelo.
Era una sirvienta, por simplificar.

Chica para todo, para todo lo más cutre y trabajoso, pero Ana estaba encantada, no aspiraba a más.
Teresa le cogió cariño porque era chica polivalente, hasta enfermera.

Teresa no siempre levitaba iluminada, que un día se le olvidó levitar y se cayó por las escaleras, de la hostia que se metió se partió un brazo y Ana se ocupó de cuidarla porque el brazo pa trapos.

Creo que este no es el brazo incorrupto que se hacía llevar Franco cuando estaba pachucho.

A más Tere se quedó impedida para escribir y le pidió a Anita que le hiciera de secretaria. Tuvo que confesarle que no sabía pero que sí le dejaba escritos suyos y recado de escribir aprendía.

Un monstruo Ana, aprendió en días y se puso a ello. Y podía falsificar o imitar la letra y la firma de Teresa sin que lo notara ni ella misma.

El famoso libro ‘Por los Fogones hacia Dios’ tanto tiempo atribuido a la Santa era de la Beata que durante años pasó su vida en la cocina.

Los sistemas de tiempo para unos huevos poché, padre nuestro, tres avemarías y una salve, o rosario y medio para lentejas estofadas, y un amplio catálogo de guisos son ocurrencias de la Beata Ana que siguen funcionando a día de hoy en todo el Carmelo y copiado por otras órdenes religiosas.

Santa Teresa adoraba a Ana hasta el punto de llegar a decirle: «Ana, Ana, tú eres la Santa, yo sólo tengo la fama»

Cuando llegó el día del último viaje Teresa quiso que fuera Ana la que la acogiera en su seno y la consolara en el tránsito.

Le dio copia de las 3 llaves del cofre y la combinación de las cajas de caudales, tal confianza le tenia.

Quisieron enviarla a Francia para abrir casas del Carmelo, ¡qué se me ha perdido a mí en Francia!, dijo y a la noche siguiente se le apareció Jesús, lo del Niño ya no pegaba, y poniendo una mano en su hombro le pidió que le echara una mano con Francia que se le estaba echando a perder lleno de hugonotes o simios peores y de seguido aceptó partir.

Pierre Beroulle, procurador de la Orden en Francia había venido a España a por un grupo de carmelitas para llevar, ‘¿cuántas le pongo?’, «con media docena me avío, pero bien pesás»; «y póngame ésa, la más beata», por nuestra Ana.

Mal rollito para empezar porque al resto de las monjas les parecía una humillación que la capitana del equipo fuera una lega sin instrucción y lo del peregrinar por Francia fue un monte calvario para la del monte Carmelo.

De París al cielo ni de coña, que París bien valdrá una Misa, pero no se ganó en una hora.
El grupo tardó mes y medio desde que pisaron Francia hasta llegar a París, un poco menos desde Ávila a la frontera, pero nos da una idea de dónde coño pasaban la mayor parte de su tiempo éstas fundadoras.

Sus superiores la forzaron a 2 cosas, sin desgarros, a que tomara la toca negra, ya había aprendido a leer y escribir y empezaba a ser docta en temas religiosos y a que escribiera todas las ocurrencias y su autobiografía. Así lo hizo, ejemplo de obediencia y sumisión.

Tomó la toca negra de monja corista, que no es lo que pensáis, malotes, sino monja de coro (el rango más bajo, pero monja).

De París a fundar a Pontoise, donde no podía enseñar a las novicias pues no sabía ni latín ni francés. Pero se produjo otro milagro y le cayó el comodín del don de lenguas.

Luego a Dijon y vuelta a París de priora, a Tours donde las pasó canutas que la ciudad era protestante, una queja continua contra las monjas que si copulaban con frailes, que si prostitutas entre las monjas, que si todo el día pariendo…, vamos que las ponían a parir.

Y Ana allí como en una cárcel, mu mal, lo pasó mu requetemal. Más puntos para la santidad.
Finalmente el General de la Orden le dio la orden general de partir a fundar a Flandes.

Llegó a Amberes y acabó su calvario francés. Reconocida y venerada por la infanta Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II y gobernante de los países bajitos se convirtió en su amiga y confidente. Más vale caer en gracia que tener la Gracia.

En dos ocasiones salvó a la ciudad de Amberes de ser tomada por las fuerzas de Guillermo de Nassau a base de rezos fuertes, fuertes de ella y todas las monjitas. También los Tercios de Flandes tuvieron algo que ver, ellas sólo tomaban quintos para pasar la noche rezando que se les secaba la garganta, decían.

Finalmente murió en paz, que todo lo bueno se acaba aunque venga algo mejor, se supone.

Milagros: muchos, su manto sanador, una prostituta endemoniada, quitarle el demonio no el puterío, un monje que se cayó por una ventana y llegó hasta el suelo hecho un Cristo y muchas curaciones con sus reliquias.

Patrona de los botellines, de las escuelas de idiomas y de los falsificadores.