San Sancho (05-07-2020)


Con San Sancho me pasa como os conté con San Santiago, que era una rebuznancia porque el nombre ya incluía de suyo el calificativo.

En este caso no estoy tan seguro y busqué Cho y sólo encontré que es una interjección para mostrar extrañeza como ¡quiá! para los sorianos o ¡arrea! para los del valle del Tiétar o ¡anda! para los del valle de los Caídos.

Así que le llamaremos Sancho o San Sancho cuando se gradúe cum laudem.

Nació en Albi, donde los albigenses, o en Albizu, Navarra, que no es seguro, en todo caso gente firme y tenaz.

Tampoco se sabe la fecha de nacimiento, primera mitad del siglo IX y fue capturado en alguna de las razzias que gustaban de hacer los musulmanes por tierras cristianas.

Para vuestro conocimiento y defectos os diré que una razzia es como una guerra florida mexica: no pretenden conquistar territorios permanentemente sino saquear bienes, pillar esclavos y cobrar tributos de doncellas, unas cien por razzia, virgo arriba o abajo que seguro que les colaban alguna ya catá, pero es que siempre andaban escasos de vírgenes los harenes.

Llevado a Córdoba fue educado en la Corte y destacó como militar al servicio del emir Abderramán II y no se sabe muy bien el porqué, quizás compañías no convenientes, quizás le trajeron ya bautizado preso, el caso es que Sancho abrazó la fe cristiana como si en ello le fuera la vida, y así fue.

El Islam permitía las otras religiones, sobre todo las del Libro, la Biblia, cuál va a ser, pero pagando.

En esto de la Fe y la verdadera religión todos parecen encontrar una relación directa pasta-Dios.

También era una manera simpática de apostolado: si te haces muslim te bajamos los impuestos.

Y claro al final los buenos creyentes echaban cuentas de las bondades de una religión y otra y acababan convertidos.

Convertidos en hipócritas pues de tapadillo seguían con otras prácticas. Lo típico de jugar a dos barajas.

Además San Eulogio había adoctrinado a Sancho en las bondades de la fe católica, quizás Eulogio no era la mejor compañía para Sancho, ni el lugar era el adecuado.

Porque el Islam tiene una práctica muy suya con sus seguidores: si te das de baja, te dan de baja total. El abandono del equipo supone la muerte.

Tal cual, aunque te vayas sin hacer ruido, ni blasfemar, ni un ¡vaya mierda de huríes en el Paraíso!, se enteran y te dan matarile.

Se daba el caso de muchos cristianos, así como judíos, que gozaban del privilegio de trabajar para la Administración del Emirato no se sabe si por méritos propios comprobados, mediante concurso oposición, o designación directa, enchufe.

A partir de un momento se les empezó a pedir que asistieran a actos públicos, rezo del viernes, etc. para mostrar su buen rollo con el Islam, o mejor aún, que se convirtieran.

Y algunos así lo hicieron, se relajó su fe y convivían con el Islam.

Entre los cristianos pata negra empezó un movimiento de reafirmación contra estos witizas traidores, así los llamaban, y empezaron a producirse declaraciones espontáneas no sólo de que Cristo es el verdadero Dios sino que Mahoma no era profeta sino mofeta y que el Islam hedía, y eso que eran mucho más aseados, como de aquí a Lima, que los cristianos.

Nuestro Sancho fue el segundo en hacerlo, que se le adelantó San Isaac.

No se sabe si fue una declaración espontánea o a preguntas capciosas de los que le malquerían, «alguien de la guardia personal del Emir se va a comer todas las hostias…», decían insidiosos paseando a su lado para provocarle y frases parecidas hasta que nuestro santo no pudo aguantar más la presión y confesó y entonces es cuando San Eulogio le dijo la famosa frase:
« amigo Sancho con la mezquita hemos topado ».

San Eulogio se alegró infinito, aunque normal cuando quien se juega el culo es otro. Porque hablamos de culo, sí, culo, he dicho culo.

Sancho fue empalado, por más que él hubiera preferido ser empapelado con multas y juicios.

Para los que nunca hayáis practicado este peculiar ejercicio os explico: consiste en que te metan por el ano o por el culo, que viene a ser lo mismo, un palo largo y fuerte que acaba saliendo por la boca del empalado y que se coloca, clavado en el suelo, en posición vertical hasta el deceso del occiso: más rápido que la crucifixión, quizás un poco más doloroso.

No se sabe con certeza porque no ha habido nadie que haya sido agraciado con los dos rituales y haya tenido ganas de contarlo.

Hay poca colaboración para hacer avanzar a la ciencia, así no vamos a ningún lado.

Por si las dudas y no dejar reliquias fue quemado, esto ya supongo que sin dolor alguno, y sus pavesas se esparcieron por el río Guadalquivir.

Milagros: no hizo, ni antes, ni después, ni ganas.

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