Viendo los santos del día caigo en la cuenta de que hay muchos santos que provienen del Antiguo Testamento, que eso de la santidad es muy anterior a Cristo.
Lo que pasa es que no estamos acostumbrados a ponerles el San o Santa delante del nombre.
Tampoco es que todos los que aparecen en el Antiguo Testamento sean Santos, bien porque no son relevantes, bien porque son unos verdaderos canallas.
Caín no es santo, pero sólo porque mató a Abel que era el niño bonito de Dios .
Si en vez de a Abel hubiera matado a 10.000 filisteos o a su padre si éste hubiera profanado el nombre de Dios o blasfemado, en esos casos sí se podía ser santo aunque se acumulara el don del asesino.
Así nos encontramos con San Abel, el primero de los justos, como se le llama, pero no San Caín.
Tampoco hay un San Adán o Santa Eva, referidos a nuestros primeros padres, porque cometieron el terrible delito de comerse la fruta del árbol preferido del Señor.
Para estas cosas Dios era inflexible, «ya os dije que no me quitarais la fruta de mi mejor árbol», y los castigó a lo bestia:
Expulsión del Paraíso por incumplimiento de contrato, sudar para ganar la baguette, parir sin epidural…
Caray con Dios, es un poco caprichitos, ni que se hubieran comido toda la cosecha, joder, si fue sólo una manzana.
Ni siquiera sabemos de qué tipo, para mí que sería una Jonathan que resulta un nombre muy bíblico, yo prefiero las Fuji.
Y según avanzas en Génesis van apareciendo más santos, aunque no se les pone el título.
Noé es santo, pero sus hijas no, que eran unos putones verbeneros.
Aclarados algunos conceptos en esta introducción pasemos a Noemi y Ruth.
Las pongo en este orden por cuestión de edad, suegra y nuera.
En aquel tiempo Dios castigó a Israel con una hambruna terrible, algo le habría sentado mal al Dios caprichitos, y Elimelec decidió partir con su mujer Noemi y sus dos hijos, Mahlon y Killon a las tierras paganas de Moab, donde sus dioses no eran tan caprichosos, y se instaló allí y pudo cultivar la tierra y sacar la familia adelante.
Los chicos, normal si tienes calenturas, tomaron por esposas a dos agraciadas jóvenes moabitas, Ruth y Orfa.
Elimelec fallece y Noemi se queda con sus hijos y sus nueras, pero hete aquí, lo mismo Yavhé, ese es el nombre del Dios de los judíos, tenía algo contra Noemi pero no hay constancia, salvo la constancia en el cúmulo de calamidades para Noemi, de que fallecen sus dos hijos.
No se sabe si coincidentes o correlativos, pero Noemi se encuentra sin ningún hombre que pueda ser su sustento y ya había pasado el rubicón de la edad.
Vamos que ni un ciego la tomaría como esposa.
Decide entonces que debe volver a su tierra aunque no tenga nada ni quien la pueda sustentar allí, pero parece que Yahvé había aflojado el castigo.
Conmina a sus nueras a que vuelvan a casa de sus padres y de sus dioses, que aún son jóvenes para encontrar un hombre con ganas de tomar otra esposa más.
Ellas, no, no, no; ella, sí, sí, sí y en esas discusiones Orfa se lo piensa mejor, la desea buena suerte y que la fuerza la acompañe y le da la espalda y vuelve con sus padres.
Pero Ruth, qué buena nuera, rara avis, dice que siempre se quedará con ella y que Yavhé será también su Dios, aunque sea tan especialito.
Llegan a Canaán y Ruth se dedica a ir por los campos detrás de los segadores recogiendo el perdido y como tenía formas generosas que se mostraban cuando se agachaba a coger las mieses los segadores se regalaban la vista tirándole mieses de a poco.
Esto ocurría en las tierras de Booz un pariente rico rico de Noemi, pero lejano lejano o indiferente indiferente a las penurias de su parienta.
Booz vio, pasaba por allí, a Ruth mostrando generosa sus bondades, una santa, y ordenó a sus segadores que disimuladamente le dejaran caer más mieses, pero que se abstuvieran de trocarlo por tocamientos o cogimientos con Ruth, más bien recogimientos y que no se quedara por las noches en el grupo de hombres sino en el de las mozas.
Booz le había echado su mirada de lince para los negocios, incluso los negocios carnales.
Ruth llevó a Noemi lo que había recogido y ésta se maravilló de que tenían sustento, pero además se dió cuenta de lo que pasaba por la mente de Booz e incluso más abajo, en la entrepierna.
Y le dijo a Ruth, sabio consejo piadoso, que ella siguió: «Acuéstate a los pies de Booz y caliéntaselos con tus pechos para que vea tu agradecimiento…
«Nada de ungir pies y secarlo con los cabellos, tontunas, te metes debajo de la yacija y le calientas todo. Empieza por los pies y no te pares…»
Booz se quedó encantado y la tomó por esposa, Dios es grande, y restituyó a Noemi antiguas tierras que habían sido de su marido.
Booz y Ruth tuvieron un hijo, Obed, padre de Jessé, padre de David y así sucesivamente hasta llegar a Jesús.
Ruth, una pagana, se convirtió al judaísmo y fue progenitora de santos, profetas y dioses.
Tiene una publicación de mucho éxito, ‘El Libro de Ruth’, autobiográfico, con infinidad de ediciones y traducido a casi todas las lenguas.
No hay milagros como tal, en aquella época el rollo era otro.
Patrones: Noemi de las suegras y las celestinas, Ruth de las nueras y de las fisioterapeutas y masajistas de completo.