Clotilde nació el 475 en Lyon y murió en Tours el 3 de junio del 545.
Era hija de Chilperico de Burgundia, Borgoña, y Caretena que la educaron en la fe católica.
Su tío Gundebardo asesinó a su padre y ahogó a su madre y su hermana Crone se escapó e hizo monja.
Perseguida por sus parientes, herejes arrianos, se refugió en lo de Clodoveo, rey de los francos, casándose con él.
Que fuera pagano no es tan malo como ser arriano, ¡cuánto resentimiento con los disidentes!
Clodoveo, Clovis para los franceses, la dejó bautizar a su primer hijo, pero ese mismo día, el chaval, Ingomer, tenía menos de 10 años, Dios se lo llevó, lo cual hizo dudar un poco al rey de las ventajas de ese Dios cristiano.
Pero Clotilde era terca como una santa y consiguió convencer a Clovis de dejarla bautizar al segundo, Clodomiro, que también se puso muy malito, ¿con qué bendita agua los bautizaba?, pero consiguió salvarse.
Tuvo además a Clotario, Childalberto y Clotilde.
En el año 496 Clovis se ve envuelto en una guerra contra los alamanes , no confundir con los alemanes, ni con los vistosos alamares o los sabrosos calamares.
Alamanes significa ‘todos los hombres’ eran tribus germanas asentadas en los cursos de los ríos Elba y Meno, el de Fráncfort.
Quizás así por alamanes no los conozcáis pero si os hablo de las tribus Bulinobantes, Cuados, Semnones, Jujungos o Lentienses, exclamaréis: ¡ah, claro haber empezado por ahí!
Y Clovis no las tenía todas consigo, certezas y seguridades, dudas muchas.
Clotilde vio la ocasión, el cielo abierto para ella, y le echó un órdago a su marido: si te encomiendas a mi Dios, el bueno, tendrás la victoria.
No sé si plagio lo de ‘In Hoc Signo Vincit’ pero lo dijo y convenció a Clovis y le hizo jurar por los dioses que fueran, que abrazaría el cristianismo o al menos un apretón de manos y un bautizo.
Ya os imagináis lo que pasó: victoria por goleada y a convertirse tocan.
El día de Navidad de ese año, y así mataba dos celebraciones de una tacada, hubo bautizo a lo grande: 3.000 de sus soldados se apuntaron.
Como la Catedral era pequeña el obispo consagró a los 3.000 soldados al borde del Marne, para bautizarlos con sus aguas.
También se apuntaron voluntarios civiles que querían colarse si luego del bautizo había banquete.
Se produjo tal tumulto que unos 200 soldados lastrados con sus armas, perdieron pie y no sabían nadar con lo que pasaron del bautizo al cielo sin comuniones, ni hostias.
Sin retraso.
Murió Claves el 511 y a Clotilde le quedó un panorama de aupa.
Clovis había dividido su reino entre sus cuatro hijos, los tres de Clotilde y el primogénito bastardo que había tenido con una princesa ripuaria (¿?), Teodorico.
Como era costumbre en la época empezaron a guerrear unos contra otros y unos felones arrianos asesinaron a su hijo Clodomiro y dos nietos.
Pero se lo había ganado a pulso.
Clodomiro, Instigado por su santa madre que era Santa pero pelín rencorosa, había capturado a su cuñado Segismundo al que hizo decapitar junto a su mujer y sus hijos por dar gusto a su santa madre, vengada así del asesinato de sus padres.
Cansada de tanto rezo y tanto prezo decidió dejar París y refugiarse en Tours.
Para finalizar un milagro.
Los dos hijos que le quedaban, Clotildita también había muerto, se enzarzaron en una guerra y están apunto de llegar al combate, Santa Clotilde se postra de hinojos y se puso de rodillas a rezar con mucha fuerza y sentimiento para que pararan Childaberto y Clotario.
Dios le escuchó y descargó un diluvio tal sobre los contendientes que más parecía que tenían que hacer una naumaquia.
Los chicos se reconciliaron y fueron a ver a mamá para disculparse y las collejas recibidas dejaron estampadas el amor de madre en sus rostros.
Fueron trasladados los restos de la Santa a París al lado de los de su esposo Clovis.
Milagros: batalla de Tolbiac y reconciliación de los hermanos.
Patrona de los salones de bautizo y de los hombres del tiempo.