Markus ó Marcos Rey nació en Sigmaringa, Alemania en 1.577 y murió en Seewis, Suiza el 24 de abril de 1.622.
Aquí hay algún error de alguien porque la Wikipedia habla de que murió el 24 de abril y que esa es su festividad, sin embargo tanto en el Martirologio como en otras webs aparece 24 de mayo.
A mí que me registren, que yo soy un aprendiz, no muy avisado, de copista.
Ni quito ni pongo santo pero ayudo a mi Señor.
Sus padres, piadosos católicos, D. Juan Rey y Da. Genoveva Rosemberger, de buenas cunas, y mejores camas, supongo que eran consecuencia lógica del Sacro Imperio Romano Germánico en la cabeza de nuestro Carlos I y V de ellos.
Niño piadoso y aplicado destacó en los estudios obteniendo el Doctorado en Derecho Civil y Canónico que era una misma titulación, que no podías elegir Civil y Romano o Civil y Constitucional, que no había constituciones, o Laboral y Contencioso-Administrativo, o Derecho Militar y Marital.
Porque había una Justicia Civil y había otra Justicia Eclesiástica, de la Iglesia, que juzgaba y condenaba a veces incluso con castigos anticipando el Infierno, que juntaban castigo con crematorio, dos en uno.
Marquitos, si me permitís la confianza cariñosa, quería ser abogado de los pobres y defender sus causas gratuitamente.
¡Un abogado que no cobra a los clientes!
¿Dónde se ha visto tamaño dislate?
La gente se hacía cruces, se santiguaban a su paso para apartar el demonio, no sabiendo si se trataba de insana locura, posesión demoníaca o broma de mal gusto.
Pero Marquitos lo creía y decía de corazón, y sus padres, piadosos ellos, rezaban a Dios pidiendo la vuelta de su hijo a los caminos normales del Señor.
Todo resultó fácil y abandonó la abogacía, cerró el despacho pero los clientes no se los pudo colocar a ningún otro abogado que todos querían cobrar. Fue un jarro de agua fría para un ternasco como él toparse con unos colegas tramposos y trileros, una Justicia corrupta en su mayor parte para desgastarse en trabajos con cero resultados y mil decepciones de los clientes que ni siquiera reconocían su esfuerzo.
Abatido, tocado pero no hundido, fue reclamado en 1.604 por el Barón de Stotzingen para que hiciera de tutor de su hijo y otros hijos de bien y los llevara por Europa a ver mundo, abrirles los ojos a lo que ya se barruntaba como un mercado común europeo.
La idea era llevarles un semestre de excursión, como un Erasmus, pero dados los problemas de circulación y lo bien que se lo pasaron acabaron siendo 6 años. Lo normal para un Erasmus del siglo XVI.
Al volver y con la decepción de la Abogacía Pública, Universal y Gratuita, como pedimos ahora por la Santidad, digo Sanidad, que se había privatizado y prostituido como la Ramera de Babilonia decidió estudiar teología y dedicarse al reino de los cielos porque lo que era éste…
Sin embargo el Obispo de Constancia, una ciudad no una cualidad, le convenció de dedicarse al apostolado y evangelizar a la cada vez más extendida Reforma Protestante y le ordenó sacerdote en 1.612, monje capuchino. No se trata de los Hermanos Amantes del Café, sino que llevan un hábito con capucha.
Los protestantes, como ahora, estaban en contra de todo lo que hiciera el Gobierno de la Iglesia a la que también llamaban la Ramera de Babilonia y así con estos argumentos del « y tú más » no había forma de ponerse de acuerdo aunque todos pretendieran la salvación de todos…, la Humanidad nunca se cansa de pisar una y otra vez las mismas mierdas.
A lo que vamos, el Vaticano decide enviar a Fidel, se cambió el nombre al tomar los hábitos, a unos territorios reconquistados para la buena Fe.
(Esto de seudónimos o cambiarse el nombre lo hacemos muchos para preservar nuestra vida privada; yo, por ejemplo, me hago llamar William Faulkner para pasar desapercibido, Marcos Rey escogió Fidel de Sigmaringa, para gustos hay colores, no sé).
Le mandaron con una compaña al país de los Grisones, gente de oscuras intenciones, nada claros, ni blancos ni negros. Medias tintas.
Suiza y donde los grisones estaba petado de intransigentes calvinistas y Fidel era odioso para ellos por su firmeza en sus creencias y su pacífico pero contundente razonamiento de la Verdad.
Los muy taimados le invitaron a venir a Seewis para escuchar su prédica y debatir las diferentes posturas.
El 24 de abril, o de mayo, de 1.622, se personó a defender sus ideas sin haber pensado que era una encerrona.
Entraron hombres armados con arcabuces que no tenían la precisión y eficacia de nuestras AK47 y consiguió escapar. Pero lo pillaron y le exigieron que renegara de la Verdad y, hombre de principios y de final ya mismo fue muerto a espadazos y golpes en la cabeza, ‘a ver qué piensas ahora, listo’.
La cabeza se guarda bajo el altar mayor de la catedral de Coira en Suiza, en estado déplorable.
Patrono de los Abogados del Turno de Oficio, de los estudiantes de inglés (¿?) y de los Erasmus