Bernardino Albizzeschi nació el 8-9-1.380 en la Toscana y murió tal día como hoy en 1.444 en Aquila.
Huerfaneó muy pronto y fue educado en la piedad por sus tías, no sé sí paternas o maternas o fifty-fifty.
Era tan rígido y austero, intolerante, que cuando sus compañeros de estudios hablaban de cosas intrascendentes y le veían venir se daban el queo: ¡agua que viene Bernardino!
Antes de profesar, elegir de profesión la carrera eclesiástica, se cuenta y sabe que durante la epidemia de peste negra de 1.400, entonces había pandemias año sí y año no, algo corriente no como ahora que nos asustamos enseguida, cientos de muertos todos los días en Siena y las calles atestadas de cadáveres en descomposición, no hay cristiano que aguante el tufo, y apestadas de enfermos moribundos a los que nuestro Bernardino consolaba en la soledad del tránsito, porque entonces las familias se deshacían de los enfermos a los primeros síntomas, ¡puerta!, o bien intentando socorrer y alimentar a los que aun tenían un hálito de vida, aunque fuera pestífero (de peste).
No se sabe si milagro o desarrolló anticuerpos pero sobrevivió, aunque con el cuerpo muy anti, que pasó varios meses encamado.
En 1.404 toma los hábitos franciscanos que eran hábitos de mucha renuncia a las cosas mundanas y es ordenado sacerdote. Antes había seguido formación en Derecho Civil y Canónico, estudios de moda en la época no como ahora, hombres de poca Fe.
Estuvo 12 años en un monasterio con una vida gris y monótona, nada reseñable.
Hasta que un día en los rezos de maitines un joven monje se puso de pie interrumpiendo los cánticos y transido gritó:
« Hermano Bernardino, utiliza las cualidades que Dios te ha dado: vete a la prédica », o sea a predicar.
Y al tercer día Bernardino contestó:
« Vale, vale, ya lo he pillado », y se echó a los caminos.
Rezando muy fuerte a la Virgen consiguió que cambiara su voz fea y risible por una viril y dulce cual actor de doblaje, además que tuviera una potencia inusual y no necesitara de megáfonos o paisanos repetidores de señal, por así decir.
Tenía un discurso popular, sencillo, no en latín sino en lengua romance, entendible por los fans, interactuaba con el público, contaba bromas y chistes, sermones de horas que la gente aguantaba a pie firme y de los que salía entusiasmada. Como si de un pastor protestante americano se tratara, ¡aleluya!
Predicaba el amor a JesuCristo y la Eucaristía y puso de moda el monograma JHS (JesuCristo, Hombre, Salvador), auténtico éxito de crítica y público que se convirtió en su seña de identidad, marca registrada de la casa.
Sus prédicas sobrepasaban las capacidades de los templos y tenían que hacerse en plazas públicas y campos.
Sus giras de sermones tenían más de 30.000 asistentes con su correspondiente merchandisings: monogramas JHS, texto de los discursos, camisas estampadas con el JHS TOUR 1.420, jarritas y vasijas con el logo, tarros de agua bendita por el Santo.
Un tal Benedetto copió, palabra por palabra, en una suerte de taquigrafía de su invención, los 45 sermones de Siena que han llegado hasta nosotros como ‘Discursos Sencillos’ y gracias a ellos podemos conocer la belleza y fuerza de sus discursos.
Así recorrió Italia de una punta a otra, son kilómetros, a pie. Sólo al final aceptó un borriquillo para ir a Nápoles.
Predicaba contra todos los vicios que no eran pocos en aquellos tiempos en Italia, sodomía incluida, que en uno de sus sermones decía que los tedescos creían que todos los italianos eran sodomitas.
También contra el juego y la usura como gravísimo problema que llevó a su paso la Fundación de instituciones de crédito con principios cristianos. El origen de Monte de Piedad o Montepíos.
Un fabricante de cartas, de las de la brisca, le llegó con la queja de que le había arruinado y Bernardino le dijo que se dedicara a estampar imágenes santas y monogramas JHS, así lo hizo y ganó una fortuna, Dios premia el bien, cuando se acuerda.
Unos dominicos, ¡qué mala es la envidia y no saber competir en buena lid!, le denunciaron por herejía por la invención satánica de JHS.
Fue absuelto sin costas, que pagaron los dominicos, pero cediendo, eso sí, todos los derechos sobre el crismón JHS, que el Vaticano promovió aún más su utilización incluso en frontales de Iglesias y edificios.
Milagros:
- Resucita un muerto
- Tocamientos a una prostituta que consigue expulsar al demonio de su cuerpo no se sabe si en vómitos, heces o squirting.
- Con su encendido verbo las masas de Roma hicieron una barbacoa con una bruja (yo no lo pondría en los milagros, no soy partidario de echar más leña al fuego).
A los 63 años se le apareció San Pedro Celestino, el de ayer, y le dijo que se iba a morir.
Y se murió.
Patrono de la Publicidad, comunicación, ludopatia y problemas respiratorios (supongo que por las neumonías de las pandemias)