Domingo de dudas (10-05-2020)


Son mucho más conocidos los Domingos de Ramos, el Domingo de Resurrección o el Domingo del Corpus Christi que suele caer en jueves, pero para mí este ha sido un Domingo de Dudas.

No por dudar de los Santos y los misterios de la Santa Madre Iglesia Católica Apostólica y Romana sobre lo cual no me cabe la menor sombra de duda, que estoy convencido a pies juntillas desde que tuve mi epifanía el día que mi sacerdote de religión me dio una hostia. Y no me refiero al Cuerpo y la Sangre de Cristo sino a un bofetón que me hizo sangrar la nariz.

Ni siquiera me dio un pañuelo cual Verónica para dejar impreso mi sangrante rostro.

Los curas son supersticiosos, cómo si no, y prefirió no hacerlo no fuera a ser que…, y yo también tuve mis dudas hasta que cumplí los 34 años por si no sería yo un nuevo Mesías pero que todavía no me lo había comunicado mi verdadero Padre. Porque estaba claro que Messi no, ni Cristiano tampoco.

Mi primera duda de principios, método, procedimiento o como queráis llamarlo, ¿debería escribir el domingo o debería santificar la fiesta?

No es asunto baladí eso de trabajar cuando el mismísimo Dios se lo tomó libre en el proceso de la Creación.

Sería un pecado de soberbia más feo que sorberse los mocos pretender ser más que el Altísimo y yo no llego a 1,80 ms (1,78 en la Mili). Y por otra parte si permite que El Corte Inglés, Mercadona y otros establecimientos del ramo trabajen, por qué no me va a dejar hacerlo a mí mandándome un Ángel Exterminador.

No está del todo aclarado que esto del COVID19, lo más parecido a un Ángel de esos, sea obra suya por más que digan que ha creado todas las cosas. Por ejemplo la nectarina, que a Él no se le había ocurrido, aunque en su disculpa diremos que en su época no había Masters de Marketing de Producto.

Así que me he puesto a escribir, sagaz como eres querido/a lector/a, ya te habrás dado cuenta.

La segunda duda es de contenido, del meollo de este rollo: ¿qué santo debo elegir?
No es cuestión menor, ni algo que pueda dejar al albur de mi corto criterio.
El sistema de la moneda, cara o cruz, no es adecuado hasta que no se inventen las monedas piramidales, había cuatro opciones y no he encontrado un maldito dado, así que he tomado yo mismo una decisión.

Decisión que han sido dos porque jamás en mi vida he tenido nada claro.

Parecería obvio que eligiera a San Juan de Ávila (1500-1569): se llama Juan como yo, primero de los cuatro nombres que me adornan y es de Ávila, la tierra de mi estirpe paterna, o sea de donde era mi padre.

Bueno esto de que San Juan era de Ávila no es verdad que era de Almodóvar del Campo (Ciudad Real) pero parece que pasó toda su vida en diferentes ciudades andaluzas, Sevilla, Córdoba, Baena, Granada, ¿milagro lo de Ávila? No se sabe…

De familia algo más que acomodada, minas de plata, empezó a estudiar leyes que acabó dejando después de 4 años.

Es un libelo de los franciscanos, él era dominico, eso de que fue expulsado de la Universidad de Salamanca por haber sido pillado copiando en un examen por tercera vez. Sólo están documentadas las dos primeras, faltan los pliegos de la tercera de su expediente.

Volvió a casa y decidió marchar a la Universidad de Alcalá convencido por el Cardenal Cisneros de que tenía madera de sacerdote.

Tomó las ordenes religiosas y estando en Sevilla esperando a embarcar para hacer las américas un Obispo le convenció para que se quedara y le acompañara a predicar, que tenía un pico de oro.
Y así, de feria en feria, de ciudad en ciudad, fue haciendo caja de almas para nuestro Señor.
Alguna palabra de más le llevó a ser denunciado y procesado por la Santa Inquisición y estuvo invitado a residir en sus cárceles durante más de 2 años. Finalmente fue absuelto y volvió a las andadas.

Pasaron los años y obtuvo el título de Maestro y acabó siendo Doctor de la Iglesia, reconocido y venerado su magisterio, sus enseñanzas, entre los más grandes santos españoles en aquel siglo de oro de la santidad hispana.

Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, San Ignacio de Loyola, San Francisco de Borja y varios más, que más que un Club de los Cinco parecerían los Siete Secretos de la Santidad.
Dios los tenga en su Gloria o donde quiera que los vaya alojando.

PS.- Chanzas aparte San Juan, de donde coño fuera, debía ser un buen tipo pues repartió toda su fortuna entre los pobres y vivió con total moderación. No confundir con San Juan de la Cruz.

Debo hacer una aclaración con respecto al siguiente ejemplo cristiano: no es un Santo, es un Beato.
Algo así como tener el Bachiller Elemental no el Superior, los que somos mayores sabemos de qué va.

Beato: Persona que ha sido beatificada por la Iglesia Católica por haber llevado una vida cristianamente ejemplar digan de ser recordada y que reciben culto público en ciertos lugares o actos.

Santo: Persona declarada por el Papa solemnemente santo, previamente beatificada (no ser Bachiller Superior sin haber aprobado el Elemental). Se precisa cometer milagros.

Y, por fin, Beato Enrique Rebuschini (1.860-1.938). Presbítero y Ecónomo.

Enrico hizo estudios de Contabilidad y empezó a trabajar en un comercio del ramo aunque no figura en mi libro de qué ramo, me imagino que de artículos religiosos porque le dio un pronto y decidió ponerse a estudiar teología, quizás por tener un mejor conocimiento del producto.
Se ordenó sacerdote y le ordenaron irse a Cremona a la Clínica San Camilo donde estuvo 35 años, más que Cristo entre nosotros.

Allí se ocupó, como ecónomo, llevando lo que es la contabilidad implementando divinos sistemas de partida doble, control de existencias, hostia arriba, hostia abajo, y sistema de entradas y salidas de enfermos, tanto por su propio pie como si eran con los pies por delante, pero las cuentas siempre le cuadraban.

Una vida tan equilibrada entre le Debe y el Haber divinos llevaron al Papa Juan Pablo II, también hecho santo, ¡vaya usted a saber por qué!, a beatificarle.

Loado sea el Señor y que le ayude a llevar las cuentas de nuestros pecados y que desnivele la partida doble de justos y pecadores.

Mi tercera y última duda, que ya os dejo: huevos fritos o tortilla para cenar.

Todavía no me decido