Pues sí, Santiago y cierra España.
Lo de cierra es una orden militar, no me refiero a una Orden del tipo de Santiago sino una voz de mando militar antigua con la que se convocaba a las tropas de caballería a combatir.
En otros tiempos más beligerantes se usaba a menudo, y ya fuera para que los cristianos mataran moros en la reconquista o para que los moros, los que trajo Franco, mataran cristianos aunque fueron agnósticos o incluso ateos.
Así ha sido siempre, utilizamos cualquier excusa para matarnos los unos a los otros como Él nos ha matado, ¿o ya se os ha olvidado Sodoma y Gomorra y el Diluvio?
Seré breve con Santiago porque casi todo el mundo conoce la historia que durante muchas fases de nuestra historia, Caudillo incluido, fue patrón de España. Ahora no.
Jacob de Zebedeo nació el año cinco a.C. en Betania, Galilea y murió en el año 44 d.C. en Jerusalén, Judea.
Hijo de Zebedeo y Salomé y hermano de Juan, también apóstol.
Nada sabemos de sus primeros años, las noticias empiezan cuando conocen a Joshua, el hijo de un carpintero que andaba por la zona pescando pescadores pecadores.
Como siempre los datos no son uniformes, depende de la fuente, a veces simples chorrillos de los que es difícil saciar nuestra sed de conocimientos.
Os lo cuento como buenamente puedo pero bebed de ellas porque son las más frescas y transparentes, que he encontrado.
Zebedeo, Padre, y Simon, Pedro, eran socios con barca o barcas propias y unos cuantos pescadores trabajando para ellos, no sé si incluso tratando el pescado para su exportación, unos emprendedores que según consta en las tábulas de la Divisio Tributarium Statui tuvieron una sanción por no tener declarado a todo el personal.
Alegar que eran fijos discontinuos que a veces pescaban peces y a veces hombres no le sirvió de nada porque, con razón argumentaban los recaudadores que era el mismo sector: pesca.
Que lo mismo era pescar Ciprinos que Cenutrios.
Y en eso llegó Joshua y les debió de parecer a todos que eso de pescar hombres debía ser mucho más rentable, lo de los hombres que lo de los peces, y decidieron plantar al viejo Zebedeo y cambiar de patrón.
Como los gallegos cuando decidieron dejar de pescar tabaco para pescar coca y subirse al moro, un poco más riesgoso, nada más.
Además de Simón, Pedro, y Andrés, se fueron con Él Jacobo y Juan que tomaron el apodo de Boanerges, hijos del trueno.
Hay dos explicaciones, en una es por cómo se puso Zebedeo, padre, al perder a sus hijos además de a Salomé, su mujer, que también decidió irse con Joshua.
Ya os había contado que tenía seguidores mujeres no sólo hombres.
Puede que fueran familia de Jesús, pues Salomé acompañó a María Madre y María Magdalena en los últimos momentos del Cristo.
La otra explicación es porque los dos hermanos reclamaron al Señor que arrasara a sangre y fuego una aldea samaritana que no los recibió como debía.
Me imagino lo que debió pasar por la cabeza del Mesías en esos momentos: “Tengo que repasar las parábolas y presentaciones porque parece que no han pillado bien el mensaje…”, «Tenía que haber mirado más C.V. antes de decidirme por éstos», «Sí, sí, ya sé que Mamá me ha insistido, pero no siempre contratar a la familia es lo mejor…».
Estos dos pintas, Jacobo y Juan convencieron a su madre, Salomé, de que pidiera a Jesús que sus hijos debían colocarse uno a cada lado de Él cuando estuvieran en su Reino y Jesús otra vez con los ojos a cuadros, ya no sé si les dijo lo de que los últimos serán los primeros o que Él no lleva el asunto del protocolo de asientos, que es Dios Padre en persona o algún ángel encargado de la etiqueta celestial.
Recordaréis que cuando el Cristo murió y resucitó y se fue con su Padre les dejó trabajo para hacer: conseguir followers. A todo el mundo, no dejar nada para los otros dioses ni siquiera a los sindiós como yo.
Hicieron reparto de zonas y apóstoles para evangelizar.
No sé si eran dos bombos con los papeles, zonas y apóstoles, y los iban sacando como cuando los emparejamientos de la Champions, pero algo así.
A Pedro, estaba amañado, le tocó Roma. A San Matías que había entrado a sustituir al Judas Iscariote, le tocó Asia, un marrón.
Y a Jacobo le tocó Hispania.
No era mala plaza, un poco grande y un poco lejos, pero se hablaba bien del clima y la gastronomía y la gente parecía acogedora.
Se fue para allá en barco acompañado entre otros por los Varones Apostólicos: Teodoro y Anastasio que recogieron el cuerpo del santo cuando fue martirizado y lo llevaron a España de vuelta y los siete restantes que evangelizaron Hispania, Torcuato, Segundo, Indalecio, Tesifonte, Eufrasio, Cecilio y Exiquio.
Por cierto, lo de Santiago el mayor y Santiago el menor es por diferenciar.
A Jacobo Zebedeo le llamaban el mayor porque era más viejo que Jesús, entre 5-10 años y porque era bastante grande.
Santiago Alfeo o Santiago el menor era más joven, más pequeño y uno de los hermanos del Cristo.
El tráfico marítimo en el Mediterráneo era intenso en aquellos tiempos, no había ningún problema para el pasaje.
En algunos sitios se dice que pasaron las columnas de Hércules y remontaron por las desiertas costas portuguesas hasta llegar a Iria Flavia.
Ahí piden ayuda a la Reina Lupa que les gasta algunas inocentadas de las que salen airosos. Como ponerles toros bravos en vez de bueyes en un carro pero que consiguen amansarlos y la reina se acaba convirtiendo al cristianismo.
En otro pone que desembarcaron en Cartago Nova y recorrieron la península hasta Galicia.
Y en otro, finalmente, desembarca por Tarraco y sube por el valle del Ebro hasta el Cantábrico y las calzadas romanas que llevaban a Galicia.
Y en Cesaraugusta, Zaragoza, se encuentra con la Virgen. ¡La virgen!
Cuesta creer, quizás la Virgen estaba un poco mayor y un poco perjudicada la pobre con todo lo que había tenido que pasar, que aunque tu Hijo sea Dios, que haya resucitado y que esté en los Cielos, el mal trago que te has llevado no te lo quita ni dios.
Y siente morriña y se le antoja que quiere ver otra vez a todos los Apóstoles y organizar otra quedada como en Pentecostés, cocina ella, y su Hijo les da recado a todos los apóstoles pero por si alguno está liado o no puede ir concede a su Madre que se les aparezca doquiera estén.
“Santa Madre, haga el favor de bajar de ahí, ya la ayudo yo, que se va a esnafrar”, le dijo Santiago al verla que la reconoció. La Virgen se lo explicó y Santiago dijo que enseguida volvía, que si iban juntos en el barco a Jerusalén.
“No, no, a mí me lleva el Chico por los aires, que me mareo hasta en las barcas con las que pescabais”.
Santiago despidió a la Virgen encargó una copia en pequeño para dejar como recuerdo de la virgen y talla en la piedra esa de “Aquí estuvo María” y la fecha al lado de “Vivan los quintos de la Legio IV”.
Se volvió Santiago a Jerusalén y a poco de llegar le reconocieron y le detuvieron.
Mientras que a San Pedro un ángel tuvo tiempo de librarle de la cárcel y sus cadenas, que se llevó de recuerdo, a Santiago no le pilló cerca ningún ángel y Herodes Agripa I ordenó que le decapitaran.
Recogen sus restos del vertedero Anastasio y Teodoro y en una mítica balsa de piedra llegan a Galicia y en Iria Flavia son enterrados los restos de los 3, donde quedan perdidos hasta que un ermitaño le dijo al Obispo Teodomiro que había visto unas luces en un monte deshabitado.
Un campo de estrellas de donde salió la palabra Compostela y la más apreciada Estrella de Galicia, que es mucho mejor que encontrarse una cruz en el campo.
Y comienza un curioso peregrinar al susodicho lugar, empezando por Alfonso II el Casto que manda construir una iglesia para acoger la reliquias.
Varios hechos notables contra los moros.
Ramiro I vence a los moros en Clavijo el 844 para acabar con el tributo anual de 1.000 vírgenes cristianas que debía entregar para los harenes del Emir de Córdoba.
También la decisiva participación del Santo Matamoros en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212 donde se recogió una reliquia, las herraduras del caballo blanco de Santiago que están depositadas en el Monasterio de Cañas.
El descubrimiento de la tumba ha supuesto una gran devoción y ganas de peregrinaje. Santiago ocupa el tercer lugar, medalla de bronce, en las peregrinaciones después de Roma y Jerusalén.
Lo de peregrinar a Tierra Santa tenía mucha tela, mogollón de kilómetros, peligros varios y muslines que nunca se sabe…
Lo de Roma era más principal, Papa y Curia, pero unos precios de escándalo tanto en alojamientos como los menús económicos.
Sin embargo Compostela era un camino agradable, bonitas vistas y valles, posadas para caminantes limpias y bien de precio y la comida, sobre todo por el camino francés, muy bien servida de caldos y de caldos. Los famosos caldos gallegos y los famosos caldos de Rioja y otros.
Desde entonces se mantiene esa absurda tradición que lleva a gente a buscar compartir las soledades interiores con cualquiera que se cruce en el Camino.
Dudo mucho que nadie me puede encontrar ahí si desaparezco, antes me hago la ruta de la Seda o la de la Plata.
Pero ánimo a los caminantes y no olvidéis sellar vuestras carneses en todos los puntos señalados.
Ya no recuerdo si es indulgencia plenaria si el Año Santo, el 25 de julio tiene que caer en domingo, y haces todo el Camino.
Recordad que el Camino de los Ingleses es muy corto, de la costa o Finisterre hasta Santiago y cuenta lo mismo para el cielo.
Con respecto a si son reliquias auténticas de Santiago también hay varias teorías.
Incluso que pertenecen a Prisciliano de Ávila, obispo arriano que fue martirizado por la Iglesia Católica Oficial.
Hubo intentos de hacer varias pruebas científicas por parte de expertos pero fueron absolutamente prohibidas por la Santa Sede.
Que no vamos a desmontar negocios que van viento en popa por si unos huesos son de tal o de pascual. Que todos somos hijos de Dios.
Fue el primero de todos los apóstoles en sufrir martirio por el Señor.
Milagros: ya habéis visto que de todas clases, sobre todo si se trata de matar moros.
Patrón: de Galicia, Bilbao, Santiago de Compostela, Santiago de Cuba, Santiago de Chile, Santiago del Teide, en general de toda la ciudades que se llaman Santiago, veterinarios, equitadores, curtidores, peleteros, Orden de Santiago, Arma de caballería, cultivadores de vieiras.