En el calendario litúrgico de la Iglesia Católica hay siete domingos que relumbran más que el sol, a saber: Domingo de Ramos, Domingo de Resurrección, Domingo de Pentecostés, Domingo de Silos, Domingo de la Calzada, el Corpus Cristi, que este año cae en jueves, y Domingo de Guzmán, nuestro santo del día.
Quiero hacer una reflexión sobre el origen de este apellido.
Se tiene constancia de visitas de gente del norte, sajones, anglos, que entrando por Galicia se acabaron estableciendo en la península ibérica.
Como podéis comprobar Guzmán fonéticamente viene de la palabra bueno en lenguas nórdicas: Goodman.
Así nuestro santo pierde sus raíces en el frío septentrión y quizás eso ayude a comprender ese espíritu indomable de Domingo.
Por otra parte, Guzmán el Bueno es una redundancia: Goodman the Goodman.
Volvamos al santo.
Nació en Caleruega, Burgos, Castilla hacia el año 1170, concretamente el 8 de agosto, que se sabe porque era familia principal y de principios.
Hijo de Félix Núñez de Guzmán al que se le da la categoría de Venerable, rozando la beatitud pero casi, y de Juana Garcés llamada comúnmente Santa Juana de Aza, aunque la iglesia sólo la hizo beata. Tuvo dos hermanos mayores, Antonio y el beato Manés, que lo siguió hasta el final.
La infancia de Domingo, de los siete a los 14 años estuvo bajo la preceptoría de su tío el arcipreste de Gumiel de Izán.
No se la descuidó y así ya preparado para los goces de la vida, espiritual por supuesto, que es la fetén, se pasó de los 14 a los 28 años en Palencia, estudiando humanidades, filosofía, cuatro años de teología y otros cuatro ya como profesor en las escuelas catedralicias.
En 1190 recibe la tonsura y se hizo canónigo regular de la catedral de Osma.
En 1191 una terrible sequía asola Castilla y Domingo, todo corazón, vende todas sus propiedades para ayudar a los necesitados y ya no le queda más que unos andrajos puestos y decide vender todos los manuscritos que había ido atesorando en sus años de estudio.
Mientras otros estudiantes coleccionaban novias y francachelas este Domingo atesoraba libros copiados en los scriptorium de los monasterios, que fueron la garantía de transmisión del saber.
Esta parte ni la entiendo ni la comparto, que un libro y el conocimiento son la memoria del género humano.
Pero hay gente pa tó, que diría el Gallo.
Domingo más radical que yo, dijo aquello “no quiero estudiar en pieles muertas mientras haya personas que mueren de hambre”.
En 1194 se ordenó sacerdote y nombrado regente de la cátedra de Sagrada Escritura.
La caligrafía era fundamental en aquella época aunque yo creo que se refiere más bien a las Sagradas Escrituras.
Así listo y despierto como era, con don de lenguas, latín y griego, en 1205 el rey Alfonso VIII de Castilla le envía a acompañar al obispo de Osma a concertar la boda de su hijo Fernando con una princesa danesa.
Como era de esperar aquello no salió delante que no había manera de entenderse con aquella gente y se pasaba la princesa todo el día vagando por las murallas con una calavera en las manos: ¿me caso, no me caso?
Muy guapos, muy rubios, muy de ojos azules pero más indecisos que un gallego.
Después bajaron a Roma.
Así, como el que no quiere la cosa, ‘Ya que estamos en Dinamarca, ¿nos damos una vuelta por Roma?’, ‘¡Venga vale, me apetece conocerla!’, respondería nuestro animoso Domingo.
Así que unos 2.000 kms y siete pares de alpargatas después llegaron a Roma con los pies como de elefante.
De camino pasaron por el sur de Francia y se da cuenta de la dimensión que está adquiriendo la herejía cátara y concierta con el Papa Inocencio III establecerse en el Languedoc para predicar entre los herejes la religión verdadera y crear el movimiento de predicadores.
Rehusa tres obispados para poder seguir predicando.
En 2015 establece la primera casa de Predicadores en Toulouse junto a Pedro Selle y Tomás de Toulouse.
El 2016 recibe de Honorio III la bula que confirma la Orden de los Predicadores.
Al año siguiente y visto el escaso éxito que tuvo con los cátaros que, finalmente, hubo que hacer a las brasas, reparte sus efectivos para promover la orden: 4 a España, 3 a París y Domingo se vuelve a Roma.
Visto en detalle alucinas de pensar que acabe cogiendo mercado: 7 miembros en total, 8 contando a Domingo.
Éste en Roma empieza hacer milagros para captar más adeptos para la Orden porque por el camino que iban lo tenían crudo.
Todos sabemos que los Milagros tienen mucho tirón y es la mejor forma de ingresar las filas de followers.
Y Domingo regresa a Castilla y recorre Segovia, Madrid y Guadalajara.
Empiezan a ser llamados los Domingueros con su deje de sorna castellana.
Pero en 1220 se celebra el Capítulo General de la Orden en Bolonia, con sus estatutos y esquema organizativo y se establece que el nombre popular debe ser Dominicos y erradicar el de Domingueros.
Domingo murió el 8 de agosto de 1221, en Bolonia, Sacro Imperio Romano Germánico.
La leyenda cuenta que veía a la Virgen con un Rosario y le enseñó a rezarlo, aunque se cree que fue otro Domingo el que popularizó su uso.
Se supone que se debían recitar los Salmos de la Liturgia de las Horas, pero como los fieles eran ignorantes e iletrados se les cambió por Aves Marías.
Para vuestra información os diré que el Santo Rosario es una copia del Tasbí musulmán.
Éste son 33 cuentas que se unen y de las que parten 3 cuentas más, en total 99 que son los nombres conocidos o nombrables de Dios: el misericordioso, el justiciero, el creador, el súper simpático….
En el Rosario, ya sabéis 50 cuentas divididas de a 10 y el engarce cinco cuentas : 1-3-1 acabado en crucifijo, normalmente.
En estas vidas de santos hay muchos momentos Dejà Vu o I Have a Dream, pero con Domingo el rizo se riza y nos encontramos con un sueño trinitario o compartido.
Talmente: Domingo, el Papa Inocencio III y otro iluminado con pinta de vagabundo, un tal Francisco.
El Papa soñó con dos monjes que apoyaban uno cada lado de la Basílica Laterana y conseguían que no se cayese.
Domingo veía un monje con hábito marrón y Francisco, el de Asis, veía a un monje con hábito blanco y los dos sostenían la Basílica Laterana, la Iglesia Católica, que hacía aguas.
De camino al Vaticano se encuentran Domingo y Francisco en la calle y se reconocen de inmediato.
‘Perdona hermano, ¿nos hemos visto antes?’
‘Pues claro, hombre de dios, en sueños…’
‘Así que eres tú, Solete, digo Hermano Sol…’
‘El mismo que viste y calza…, bueno calzas pocas que todo se lo doy a mis hermanos’
‘Me parece muy bien, pero yo ya doné pieles muertas en su día y con esto de la prédica se me ponen unas durezas…’
Y allí se plantaron los dos, monje rico y monje pobre, a explicarle Inocencio III la importancia de estas dos órdenes, dominicos y franciscanos, para el sostén de la Iglesia.
El haz y el envés de la Iglesia .
Los franciscanos atrayendo con su ejemplo al dócil rebaño y los dominicos predicando con el suyo contra la herejía y por la pureza evangélica.
Quizás por esa experiencia en la lucha contra la herejía es por lo que los dominicos hayan sido siempre los encargados de los Tribunales de la Santa inquisición.
Tanto monta, mata tanto.
Son atributos iconográficos de Domingo la cruz patriarcal, de dos brazos, el rosario, las 3 Mitras por los tres obispados que rehusó.
El cuerpo de Domingo permanece en su basílica de Bolonia pero hay numerosas reliquias por todo lo largo y ancho, y un poco alto, de este mundo.
Milagros muchos, empezando porque eran cuatro gatos, ocho contando con él, y acabaron extendiéndose.
Patrón: Bolonia y montones de lugares más todo el mundo. República Dominicana, Santo Domingo, su capital.
Patrono de los científicos, astrónomos, curtidores, feriantes, investigadores, poligrafista.